Hoy tiene lugar una de las dos celebraciones en honor de la Santa Cruz –la otra es el 14 de septiembre, cuando se festeja la Exaltación de la Santa Cruz, como signo de la prueba de amor más grande de Jesús que ofrendó su vida–; pero la del 3 de mayo tiene un ingrediente peculiar, al involucrar a los trabajadores de la construcción.
¿CUÁL ES EL ORIGEN DE DE LA FESTIVIDAD DE MAYO?
Los relatos cuentan que esta celebración tiene su origen en el siglo IV, cuando el emperador Constantino, la víspera de un combate, soñó con una cruz que decía: “Con este signo vencerás”. Un día después se convirtió al cristianismo y llevó a la batalla ese instrumento de tortura en el que murió Jesús, exclamando: “Confío en Cristo en quien cree mi madre, Elena”, y resultó victorioso.
Posteriormente, Santa Elena, como Emperatriz, emprendió un peregrinaje por Tierra Santa a fin de rescatar cualquier reliquita relacionada con Jesús.
¿CUÁL ES SU RELACIÓN CON LOS ALBAÑILES?
Estando en el Gólgota (Monte Calvario), donde Cristo fue crucificado, santa Elena ordenó derribar un foro y un Capitolio dedicado a Júpiter, Juno y Venus, mandados construir dos siglos atrás, alrededor del año 135, por el emperador Adriano.
Para ello se ocuparon muchos trabajadores de la construcción que al excavar encontraron fragmentos de tres cruces. ¿Cómo saber cuál era la de Jesús? Se comprobó cuando una mujer de precaria salud la tocó y se curó.
Así, el 3 de mayo se conmemora el hallazgo de la cruz de Cristo –o por lo menos fragmentos de ésta–, en el que participaron albañiles en la demolición y excavaciones en el lugar donde se había edificado aquel recinto en honor de dioses paganos.